Han pasado los años, los gobiernos, las grandes catástrofes en el mundo, pero aun así la Palabra de Dios permanece inamovible en la historia.
Jesús afirmó: “El cielo y la tierra desaparecerán, pero mis palabras no desaparecerán jamás”.
Más de cuatro mil años han transcurrido desde que Dios comenzó a hablar a los patriarcas y profetas, y su mensaje sigue vigente hasta nuestros días.
Solo un Dios eterno puede tener palabras eternas, aplicables a la vida de los antiguos pobladores del mundo, y a la vez a la postmodernidad en que vivimos.
Puedes probar cualquier verdad espiritual que se encuentre en las Escrituras, y dar fe de su eficacia para resolver los problemas actuales.
Los hombres, las modas, las ideologías y las corrientes pasarán, pero solo la Palabra milenaria de Dios permanece para siempre.
Aborda temas aplicados a mejorar el carácter y las relaciones familiares, economía, medio ambiente, productividad, salud y desarrollo de los pueblos.
Las Escrituras son el manual para movernos en el mundo. Forman el compendio diseñado por el Creador para lograr la completa satisfacción y bienestar de su creación. Sin ellas vivimos en total desorientación; con ellas tenemos el rumbo a seguir y la voz inmutable de Dios.

VERSÍCULO DEL DÍA:
“El cielo y la tierra desaparecerán, pero mis palabras no desaparecerán jamás”.
— Mateo 24:35
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