Jesús llegó con dos discípulos más a la casa de Pedro. Resulta que su suegra estaba enferma en cama con mucha fiebre, y se lo contaron al Salvador de inmediato.
Él se acercó a la cama, la tomó de la mano y la ayudó a sentarse. Entonces la fiebre se fue, y ella les preparó una comida.
Algo que le gustaba mucho a Jesús era conocer a las personas en su propio medio, en su propia casa. Allí nos manifestamos realmente como somos, sin ninguna apariencia.
Cuando el Señor llegó a la casa de Pedro, no solo llegó a la casa de su discípulo, sino al mismo centro de todas sus vivencias.
Allí pudo entenderlo mucho mejor, al conocer lo que sucedía en su entorno familiar. Al sanar a su suegra, desapareció la ansiedad, y la paz de Dios pudo manifestarse ahora a toda la casa.
Todo comenzó con una sencilla visita y Dios se encargó de la agenda.
Conocer a las personas en su contexto familiar nos ayudará a comprenderlas y ayudarlas mejor. Podremos llegar a todos los integrantes directa o indirectamente con el mensaje de salvación. Asimismo, se abre la oportunidad de responder a sus necesidades específicas.

VERSÍCULO DEL DÍA:
“Después Jesús salió de la sinagoga con Santiago y Juan, y fueron a la casa de Simón y Andrés. Resulta que la suegra de Simón estaba enferma en cama con mucha fiebre. Se lo contaron a Jesús de inmediato. Él se acercó a la cama, la tomó de la mano y la ayudó a sentarse. Entonces la fiebre se fue, y ella les preparó una comida”.
— Marcos 1:29-31
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