Sentir alegría en medio del dolor podría considerarse contradictorio. Sin embargo, Jesús, al anunciar a sus discípulos su muerte en la cruz, les advirtió: “De cierto, de cierto les digo, que ustedes llorarán y se lamentarán, y el mundo se alegrará; pero aunque ustedes estén tristes, su tristeza se convertirá en gozo.
La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo”.
Con estas palabras, Jesús mostró que la posibilidad de experimentar gozo en el sacrificio podía llegar a ser real, si dejamos de enfocarnos en el dolor y nos centramos en el resultado final.
Tal vez nos toque dejar personas o situaciones dañinas, entregar áreas de debilidad a Dios, renunciar a nuestra propia justicia, derramar horas de llanto en oración. Son tramos de dolor y sacrificio, pero con un final de gozo.
“Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando la deshonra, y se sentó a la diestra del trono de Dios” (Hebreos 12:1-2).

VERSÍCULO DEL DÍA:
“De cierto, de cierto les digo, que ustedes llorarán y se lamentarán, y el mundo se alegrará; pero aunque ustedes estén tristes, su tristeza se convertirá en gozo”.
— Juan 16:20
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