Jesús advertía a sus discípulos: “Si alguien les dice: Miren, aquí está el Mesías, o, allí está, no lo crean. Pues se levantarán falsos Mesías y falsos profetas, y realizarán señales y milagros para engañar, de ser posible, aun a los elegidos de Dios”.
A lo largo de la historia después de Cristo, muchos hombres se han hecho llamar Mesías y han reclamado ser la reencarnación de Jesús.
Sin embargo, han pretendido imitarlo solo en sus milagros y prodigios, bajo poderes oscuros. No enseñan a honrar a Dios, ni a obedecer sus palabras.
Es relativamente fácil distinguirlos: Presentan milagros prodigiosos, ciertos o no; pero les es imposible imitar el carácter de Cristo, pues no han experimentado el nuevo nacimiento, ni son llenos del Espíritu Santo de Dios.
Al igual que los falsos Cristos, los falsos líderes cristianos hacen gala de notorios dones y talentos, ocultando la ausencia del fruto de un carácter regenerado por Dios. También es fácil distinguirlos: Apreta el botón adecuado y aparecerá un temperamento intransigente, un ego descomunal y una desesperada defensa de su imagen personal.
Ambos, los falsos Cristos y los falsos líderes cristianos, reclaman la atención y admiración de todos. Les es imposible compartir esa gloria con Dios.
Jesús terminó diciendo: “Tengan cuidado con ellos. Les he advertido de antemano”.

VERSÍCULO DEL DÍA:
“Entonces, si alguien les dice: “Miren, aquí está el Mesías” o “Allí está”, no lo crean. Pues se levantarán falsos mesías y falsos profetas y realizarán grandes señales y milagros para engañar, de ser posible, aun a los elegidos de Dios. Miren, que les he advertido esto de antemano”.
— Mateo 24:23-25
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