Jesús les advirtió a sus discípulos que no dijeran a nadie quién era él. Luego añadió: “El Hijo del Hombre tendrá que sufrir muchas cosas terribles. Será rechazado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los maestros de la ley religiosa. Lo matarán, pero al tercer día resucitará”.
Qué curioso: Hoy en día queremos explicarles a todos quién es Jesús. Sin embargo, el mismo Maestro recomendaba a sus discípulos que no lo hagan. Buscar una explicación teológica para satisfacer el ego intelectual produce resultados contraproducentes.
Los efectos de siglos de contradecir a Jesús en este punto son: Ancianos o líderes de opinión tercos en su posición, sacerdotes que no podrían abandonar sus compromisos para seguir a Jesús, y maestros entrampados en una religión tradicional o familiar.
En contraposición, la resurrección es el acto sobrenatural de Dios que levantó de la muerte a Jesús como primicia, para luego dar paso al traslado de sus seguidores desde las tinieblas a su luz admirable.
Necesitamos menos argumentos teológicos con nuestros familiares, y más oración y testimonio para que Dios haga un acto sobrenatural de conversión en sus vidas.

VERSÍCULO DEL DÍA:
“Jesús les advirtió a sus discípulos que no dijeran a nadie quién era él. “El Hijo del Hombre tendrá que sufrir muchas cosas terribles”, les dijo. “Será rechazado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los maestros de la ley religiosa. Lo matarán, pero al tercer día resucitará”.
— Lucas 9:21-22
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