Entonces Jesús dijo: “¿A qué se parece el reino de Dios? ¿Cómo puedo ilustrarlo? Es como una pequeña semilla de mostaza que un hombre sembró en un jardín; crece y se convierte en un árbol, y los pájaros hacen nidos en las ramas”.
La semilla de mostaza mide entre uno y dos milímetros de diámetro, y puede convertirse en un árbol de hasta cuatro metros de altura. Crece robusta y resistente, ya que se adapta a la sequía, el calor y las heladas.
Por eso es pertinente la comparación que hace Jesús acerca del reino de Dios y la semilla de mostaza. El reino de los cielos vino a través de Jesucristo y comenzó una obra pequeña a través de sus discípulos. Hoy se ha convertido en un árbol inmenso a través de las naciones.
Tal vez te toca comenzar una obra pequeña en tu hogar o en tu comunidad. Quizás tus inicios puedan ser como una semilla de mostaza; pero ten la seguridad que si estás sembrando con Jesús, será Dios el que dé el crecimiento y con el tiempo verás un árbol inmenso.
La semilla del evangelio crece robusta y resistente; nada la puede detener. Se adapta a los climas más hostiles de oposición, y las puertas del hades no prevalecerán contra ella.
Siembra la Palabra de Dios, inunda los terrenos áridos con el agua de vida. Con el tiempo verás árboles frondosos que dan sombra y refugio a muchas generaciones.

VERSÍCULO DEL DÍA:
“Entonces Jesús dijo: “¿A qué se parece el reino de Dios? ¿Cómo puedo ilustrarlo? Es como una pequeña semilla de mostaza que un hombre sembró en un jardín; crece y se convierte en un árbol, y los pájaros hacen nidos en las ramas”.
— Lucas 13:18-19
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