Y Jesús añadió: “Así que no se preocupen diciendo: ¿Qué comeremos? o ¿Qué beberemos? o ¿Con qué nos vestiremos? La gente anda tras todas estas cosas, pero su Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, entonces todas estas cosas les serán añadidas”.
Desde que despertamos hasta que dormimos, nuestro cerebro está procesando múltiples maneras de conseguir lo que necesitamos. Hay momentos en que lo hacemos con tranquilidad, pero cuando los plazos se cumplen, comienza el frenesí y la ansiedad.
Es entonces, cuando salimos desesperados a buscar, perdemos la ecuanimidad, y nos enredamos en las tramas más insospechadas. Presos de nuestro desequilibrio, recurrimos a Dios como un plan “B” y volvemos nuestras oraciones en una lista de “pedidos apremiantes”.
Qué diferente es seguir el plan del Señor: Buscar primeramente el reino de Dios cada mañana, escuchar su voz de paz a través de su Palabra, practicar una vida de justicia en favor de los demás, y cosechar las bendiciones que el Creador va añadiendo para nuestro sustento.
A muchos no les gusta esta paz; prefieren la adrenalina del desorden, de estar al borde del abismo, angustiados sin saber qué va a pasar mañana con sus vidas.

VERSÍCULO DEL DÍA:
“Así que no se preocupen diciendo: ¿Qué comeremos? o ¿Qué beberemos? o ¿Con qué nos vestiremos? Los gentiles andan tras todas estas cosas, pero su Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, entonces todas estas cosas les serán añadidas”.
— Mateo 6:31-33
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