Antes del amanecer, Jesús se levantó y fue a un lugar aislado para orar. Más tarde, sus discípulos salieron a buscarlo. Cuando lo encontraron, le dijeron: “Todos te están buscando”.
El Señor les respondió: “Debemos seguir adelante e ir a otras ciudades, y en ellas también predicaré porque para eso he venido”.
Notemos que Jesús ponía un fuerte énfasis en la oración. La primera hora de la mañana era vital para estar en la presencia de Dios. De ello dependían todas sus actividades durante el día.
El Señor no se apoyaba solo en sus dones, talentos y cualidades personales.
A través de su ejemplo quería dejarnos un importante mensaje: La necesidad de buscar a Dios y depender absolutamente de su gracia para llevar adelante toda actividad espiritual o cotidiana.
Más tarde, la gente lo buscaba, pero nunca dejó que interrumpieran su propia comunión con el Altísimo.
Podemos concluir, aplicándolo a la vida, que una cosa es llevar adelante cualquier proyecto sin Dios, y otra cosa es hacerle partícipe de lo que emprendemos. Los resultados serán totalmente contundentes.
La manera de incluir a Dios en nuestros planes y día a día es la oración.

VERSÍCULO DEL DÍA:
“A la mañana siguiente, antes del amanecer, Jesús se levantó y fue a un lugar aislado para orar. Más tarde, Simón y los otros salieron a buscarlo. Cuando lo encontraron, le dijeron: “Todos te están buscando”.
— Marcos 1:35-37
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