Estando Jesús con sus discípulos, allí Pedro le manifestó: “Aunque todos te abandonen, yo jamás lo haré”.

Y el Señor respondió: “Te digo la verdad, Pedro. Esta misma noche, antes que cante el gallo dos veces, negarás tres veces que me conoces”.

“No”, exclamó Pedro enfáticamente. “Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré”. Y los demás juraron lo mismo.

Lo cierto es que durante el arresto de Jesús, todos los discípulos huyeron, y Pedro terminó negando al Señor tres veces.

Era fácil para los discípulos hacer promesas de fidelidad en tiempos de paz. Pero al estar en medio de la crisis, todos le dieron la espalda al Salvador.

Lo mismo sucede con nosotros: Procuramos ser fieles a Dios, pero en los momentos de tensión es donde sabremos quiénes realmente somos. Por eso la Escritura dice: “Cuidado, el que crea estar firme, mire que no caiga” (1 Corintios 10:12).

Aprovechemos las temporadas de paz para cimentar nuestra fe, establecer la vida en la Palabra de Dios y reconocer con toda claridad cuáles son nuestras debilidades.

Entonces, cuando venga la crisis, estaremos mejor preparados para afrontarla.