Mientras Jesús hablaba, una mujer de la multitud exclamó: “Que Dios bendiga a tu madre, el vientre del cual saliste y los pechos que te amamantaron”.
Y el Señor respondió: “Pero aún más bendito es todo el que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica”.
Qué precioso es recordar a María, la humilde madre de Jesús que entregó su juventud y sus mejores años para cuidar y criar al Salvador. Fue un dulce ejemplo de servicio al Señor.
De hecho, todo servicio sacrificial que hagamos al Salvador tendrá su recompensa. Pero, Jesús anhela que demos un paso más hacia la bendición plena de Dios.
Servir al Señor es una bendición tremenda, por el grado de satisfacción que inunda nuestro corazón. Pero hay algo que permanece más allá del tiempo y de las emociones vividas: Escuchar la Palabra de Dios con calma cada día y asegurarnos de ponerla en práctica con la mayor seriedad.
Este ejercicio diario y escrupuloso te abrirá tremendas puertas de bendición, tu servicio al Señor crecerá significativamente en calidad, porque estará basado en una vida de obediencia y conocimiento del Salvador, al cual sirves.

VERSÍCULO DEL DÍA:
“Mientras él hablaba, una mujer de la multitud exclamó: Que Dios bendiga a tu madre, el vientre del cual saliste y los pechos que te amamantaron.
Jesús respondió: Pero aún más bendito es todo el que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica”.
— Lucas 11:27-28
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