Estaba Jesús en una barca junto con sus discípulos, cuando, de pronto se levantó una gran tempestad y las olas arreciaban con todo su furor.
La barca se movía sin control y los discípulos sintieron mucho temor.
Extrañamente, el Salvador estaba dormido en medio de esta crisis.
Los discípulos entraron en desesperación y fueron a despertarle, diciendo: “Señor, sálvanos, que perecemos”.
Inmediatamente, Jesús les dijo: “¿Por qué tienen temor, hombres de poca fe?”
¿Cuál es la relación entre el temor y la fe? ¿Son antagónicos?
El temor es el sentimiento de desamparo en medio del peligro, en medio de una crisis. Mientras que, la fe es la firme convicción de lo que no se ve. No veo una salida, pero, decido confiar en Aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida.
Entonces, Jesús se puso de pie, reprendió a los vientos y al mar, y vino una paz increíble.
Que tu próxima crisis no sea un motivo para pensar que Dios se olvidó de ti, sino una oportunidad para abandonar todo temor y descansar en Aquel que abre caminos donde no los hay.

VERSÍCULO DEL DÍA:
“Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza”.
— Mateo 8:25-26
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