Y ya muy cerca del final de su modelo de oración, Jesús añadió: “Y perdónanos nuestros pecados, así como nosotros perdonamos a los que pecan contra nosotros”.
Una parte muy importante para reactivar nuestra comunión con Dios es confesar nuestros pecados. Pecar es errar en el blanco, caminar en contra de los designios del Señor y asumir las consecuencias de esta decisión.
Generalmente, olvidamos esta parte final, y cuando suceden las consecuencias, concluimos que Dios es injusto con nosotros.
Pero, ¿Cómo se siente el Padre cuando pecamos? Para eso tenemos que remitirnos a la segunda parte de la frase enseñada por Jesús: “Así como nosotros perdonamos a los que pecan contra nosotros”.
¿Cómo te sientes cuando alguien te hace daño y te defrauda? ¿Es mucho más doloroso cuando es una persona cercana a ti? ¿Has llorado alguna vez durante días y sentido una angustia que no se va por una fuerte decepción?
Ahora puedes entender lo que Dios siente cuando le defraudamos. Vayamos con prontitud a pedirle perdón y tomemos el ejemplo de su amor para perdonar también a otros.

VERSÍCULO DEL DÍA:
“Y perdónanos nuestros pecados, así como nosotros perdonamos a los que pecan contra nosotros. Y no permitas que cedamos ante la tentación”.
— Lucas 11:4
Comparte la meditación del día con tus amigos en las redes sociales. Un mensaje oportuno puede marcar la diferencia en su camino.











Deja un comentario