Una parte central del “Padre Nuestro” tiene que ver con nuestras necesidades cotidianas. Jesús nos enseñó a orar: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”.
Quizás algunos piensen que esta enseñanza ya está desfasada, pues los salarios de hoy en día son semanales, quincenales o mensuales. Siguiendo esta corriente de pensamiento, tal vez la oración correcta debería ser: “El pan nuestro de cada mes, dánoslo el 31”.
Pero Jesús está apuntando a que reordenemos nuestras ideas con respecto a la provisión de alimento, vestido y casa. Debemos tener bien en claro que nuestro sustento viene de Dios.
Pero, ¿Acaso no es un jefe contento el que nos paga, no es nuestra habilidad la que produce las ventas, no es nuestro buen desempeño el que crea un clima de estabilidad económica?
De seguro, todo esto es necesario porque Dios no va a premiar la holgazanería. Esto es un buen testimonio de eficiencia al aprovechar las puertas que el Señor nos abre.
Pero sería una necedad infantil olvidar al Creador de las oportunidades, al Proveedor de misericordias, al Padre Nuestro responsable, al que nos capacita para tener éxito.
Por eso se nos pide que cada día en oración recordemos que Él es el que nos provee del pan.

VERSÍCULO DEL DÍA:
“El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”.
— Lucas 11:3
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