La mayoría de personas cuando piensan en orar, piensan en pedir. Para muchos, la oración es una lista interminable de pedidos.
Pero esto no es lo que enseñó Jesús. Para Él, la oración es el momento de comunión íntima con Dios, donde podemos mostrar aun nuestras debilidades y exponerlas delante del Padre de las Luces.
Jesús dijo: “Cuando estén orando, perdonen, si tienen algo contra alguno, para que también su Padre que está en los cielos les perdone a ustedes sus ofensas”.
La oración, entonces, se vuelve mucho más trascendente. Es el momento íntimo donde podemos admitir y mostrarle a Dios nuestra tristeza por el daño recibido, sea de palabra o de hecho.
Habrá momentos en que aun lloraremos delante de su presencia. Será un buen tiempo para entregarle a Dios todo nuestro dolor y dejar de llevar esas cargas pesadas.
Todo tiene que desembocar, finalmente, en el perdón. Decidimos perdonar porque somos seguidores de Aquel que, luego de haber sido insultado, azotado y crucificado, llegó a decir: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.

VERSÍCULO DEL DÍA:
“Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en el cielo perdone a ustedes sus ofensas”.
— Marcos 11:25
Comparte la meditación del día con tus amigos en las redes sociales. Un mensaje oportuno puede marcar la diferencia en su camino.











Deja un comentario