¿Te es difícil reconocer a Jesús como Señor? ¿Es para ti una lucha constante?
Jesús se llenó del gozo del Espíritu Santo y dijo: “Oh, Padre, Señor del cielo y de la tierra, gracias por esconder estas cosas de los que se creen sabios e inteligentes y por revelárselas a los que son como niños. Sí, Padre, te agradó hacerlo de esta manera”.
Se requiere de humildad para reconocer a Jesús como Señor. Pero ese es solo el principio: Luego viene el vivir bajo la revelación de Dios. Esto implica recibir sus enseñanzas y tener comprensión de sus designios en cada situación.
Para ello necesitamos ser pobres en espíritu, buscar su dirección cada día, como un niño que se aferra fuertemente a la mano de su Padre.
Esto suena muy bien, pero la realidad es que nos encanta ser sabios e inteligentes. Tendemos a cuestionar a Dios y a corregirle cada vez que no nos gusta su voluntad. Hay días que somos mansos y hay días que somos duros de cerviz. Por eso andamos perdidos, sin dirección.
Necesitamos volver a ser niños como al principio: No cuestionar su autoridad, decirle sí a todos sus designios y descansar totalmente en su voluntad. Solo así recibiremos toda la revelación de Dios para nuestras vidas.

VERSÍCULO DEL DÍA:
“En esa misma ocasión, Jesús se llenó del gozo del Espíritu Santo y dijo: Oh, Padre, Señor del cielo y de la tierra, gracias por esconder estas cosas de los que se creen sabios e inteligentes y por revelárselas a los que son como niños. Sí, Padre, te agradó hacerlo de esta manera”.
— Lucas 10:21
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