Felipe, un nuevo discípulo, se encontró con Natanael y le indicó: “Hemos hallado al Mesías, a Jesús, el hijo de José, de Nazaret”.
Y Natanael respondió: “¿De Nazaret puede salir algo de bueno?”
Natanael tenía un fuerte prejuicio hacia esta ciudad y sobre Jesús mismo. No sería la única vez que alguien menospreciaría al Señor, y no le reconocería como el Hijo de Dios.
Aun en la actualidad, mucha gente considera a Jesús como un buen hombre, pero no como el Salvador del mundo.
Las cosas cambiarían cuando Natanael conoció personalmente al Señor. El Salvador vio a Natanael y dijo de él: “He aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño. Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi”.
Natanael quedó impresionado. Jesús no le reprochó el haberle menospreciado. Más bien, resaltó sus virtudes, y le indicó que desde mucho antes ya había puesto sus ojos en él. Desde ese momento, Natanael siguió al Salvador.
Esta es la manera correcta de evangelizar: No críticas, comprender que la conducta errónea es producto de vivir sin Cristo, conocer a la persona en su contexto, destacar sus virtudes, orar por ella previamente, y presentar a Jesucristo en el poder del Espíritu Santo.

VERSÍCULO DEL DÍA:
“Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño. Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi”.
— Juan 1:47-48
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