Jesús estaba hablando con aquellos que añadían a la Palabra de Dios su propia tradición, y les afirmaba: “Dios dice: Honra a tu padre y a tu madre, y cualquiera que hable irrespetuosamente de su padre o de su madre tendrá que morir.
Pero ustedes dicen que está bien que uno les diga a sus padres: Lo siento, no puedo ayudarlos porque he jurado darle a Dios lo que les hubiera dado a ustedes”.
¿Qué les parece tamaña contradicción? “El Creador, quitándole el sustento a padres necesitados, para quedarse con los recursos de los hijos”. Esto no puede ser más que el fruto de una imaginación perversa, de una tradición religiosa amañada.
Muy por el contrario, Dios nos manda a honrar a los padres, a darles el sitial de respeto, cuidado y agradecimiento por los sacrificios que hicieron por nosotros.
¿Te imaginas a un seguidor de Cristo dando con liberalidad recursos y tiempo para su iglesia local, y a la vez, siendo mezquino y ausente con sus padres? ¿No será por eso que la familia no termina de creer lo que predicamos?
Hagamos un alto, dejemos de correr frenéticamente por las actividades semanales. Papá y mamá siguen sentados en su sala, soñando con un día estar en nuestras agendas.
Estemos atentos a sus necesidades, tanto afectivas como materiales.

VERSÍCULO DEL DÍA:
“Por ejemplo, Dios dice: “Honra a tu padre y a tu madre” y “Cualquiera que hable irrespetuosamente de su padre o de su madre tendrá que morir”. Sin embargo, ustedes dicen que está bien que uno les diga a sus padres: “Lo siento, no puedo ayudarlos porque he jurado darle a Dios lo que les hubiera dado a ustedes”. De esta manera, ustedes afirman que no hay necesidad de honrar a los padres; y entonces anulan la palabra de Dios por el bien de su propia tradición”.
— Mateo 15:4-6
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