Juan el Bautista llamaba la atención a los judíos al decirles: “No se digan simplemente el uno al otro que están a salvo porque son descendientes de Abraham. Eso no significa nada, porque les digo que Dios puede crear hijos de Abraham de estas mismas piedras».
Lo que estaba comunicando Juan era que ninguna persona podía tener la seguridad de salvación basándose en los méritos de algún antepasado o familiar anterior.
Nadie entrará al Reino de los Cielos por ir desde niño a una iglesia, por ser parte de una familia devota o saber canciones y versículos de las Escrituras.
En algún momento de la vida tendremos un encuentro con Jesús, y nos tocará decidir si le seguimos o no. Será un momento trascendental; solo nosotros lo sabremos, pues marcará un antes y un después en nuestra historia.
El plan de Dios es que todo aquel que reciba a Cristo como su Señor y crea en su nombre, tenga la potestad de ser hecho hijo de Dios.
La decisión es personal y esta enorme bendición no se recibe por herencia de los padres, abuelos o antepasados cristianos.
Dios no tiene nietos; solo hijos.

VERSÍCULO DEL DÍA:
“No se digan simplemente el uno al otro: “Estamos a salvo porque somos descendientes de Abraham”. Eso no significa nada, porque les digo que Dios puede crear hijos de Abraham de estas piedras”.
— Mateo 3:9
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