Juan el Bautista predicaba y hasta los corruptos cobradores de impuestos vinieron a bautizarse y preguntaron: “Maestro, ¿Qué debemos hacer?”.
Él les contestó: “No recauden más impuestos de lo que el gobierno requiere”. “¿Y qué debemos hacer nosotros?”, preguntaron algunos soldados.
Juan les contestó: “No extorsionen ni hagan falsas acusaciones, y estén satisfechos con su salario”.
En toda época han existido los malos gobernantes, los malos funcionarios públicos, las malas autoridades militares y policiales. El tema en común es siempre el mismo: La corrupción.
Este mal consiste en aprovecharse del cargo recibido para usufructuar, negociar y sacar provecho económico a costa de las necesidades de los demás. No les basta con el sueldo recibido; la codicia les lleva a más.
La ausencia de Dios en nuestras vidas produce todo esto, aun en los círculos con menos reflectores: El robo de los vueltos en el hogar, la mentira de los padres al cobrador en la puerta, el hurto de papel y otros insumos en las empresas.
No basta con mirar a los malos gobernantes; también hay que examinarnos a nosotros mismos. El arrepentimiento es para todos, pues Cristo viene pronto.

VERSÍCULO DEL DÍA:
“Hasta los corruptos cobradores de impuestos vinieron a bautizarse y preguntaron: “Maestro, ¿Qué debemos hacer?”
Él les contestó: “No recauden más impuestos de lo que el gobierno requiere.
“¿Qué debemos hacer nosotros?”, preguntaron algunos soldados.
Juan les contestó: “No extorsionen ni hagan falsas acusaciones, y estén satisfechos con su salario.”
— Lucas 3:12-14
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