¿Qué es más espectacular, la sanidad o la salvación? ¿Adónde apuntan más los reflectores?
Jesús indicaba a sus discípulos: “Miren, les he dado autoridad sobre todos los poderes del enemigo; pueden caminar entre serpientes y escorpiones y aplastarlos. Nada les hará daño.
Pero no se alegren de que los espíritus malignos los obedezcan; alégrense porque sus nombres están escritos en el cielo”.
Los discípulos habían llegado emocionados de su viaje. Jesús les había delegado autoridad para orar por los enfermos, liberar a los cautivos y anunciar el Reino de Dios.
Obviamente, las dos primeras acciones despertaban el aplauso de la gente. El público no celebraba si alguien se entregaba a Cristo, y esto ocasionaba un desorden de prioridades en los discípulos.
Actualmente sucede lo mismo. En la tierra siempre habrá la misma confusión, aunque en el cielo está todo claro: Las Escrituras nos muestran que hay fiesta en los cielos cuando un pecador se arrepiente. No hay fiesta allí por una sanidad o una liberación.
En los cielos prima lo eterno: la salvación; en la tierra emociona más lo temporal: la sanidad y liberación.

VERSÍCULO DEL DÍA:
“Jesús les dijo: Miren, les he dado autoridad sobre todos los poderes del enemigo; pueden caminar entre serpientes y escorpiones y aplastarlos. Nada les hará daño.
Pero no se alegren de que los espíritus malignos los obedezcan; alégrense porque sus nombres están escritos en el cielo”.
— Lucas 10:19-20
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