En el mundo existe una lucha constante entre el bien y el mal, pero, ¿Son fuerzas iguales en poder?
Cuando Jesús llegó a la región de Gadara, mientras bajaba de la barca, un hombre que estaba poseído por demonios salió a su encuentro.
En cuanto vio a Jesús, cayó al suelo frente a Él, y gritó: “¿Por qué te entrometes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Por favor, te suplico que no me tortures!”
Aquí hay varios puntos que observar: No es una lucha de uno contra uno. Son muchos demonios contra Jesús. Lo segundo es que ellos reconocen la alta investidura del Salvador como Hijo del Dios Altísimo. Y lo tercero es que le suplican que no los torture.
Aquí no hay una lucha de igual a igual en jerarquía. Más bien, queda totalmente claro que Jesús es el Señor, y hasta los demonios creen y tiemblan.
Por tanto, debemos avanzar confiados, pues “Mayor es el que está con nosotros que el que está en este mundo”.

VERSÍCULO DEL DÍA:
“Mientras Jesús bajaba de la barca, un hombre que estaba poseído por demonios salió a su encuentro. Por mucho tiempo había estado desnudo y sin hogar, y vivía entre las tumbas en las afueras de la ciudad.
En cuanto vio a Jesús, soltó un alarido y cayó al suelo frente a Él, y gritó: “¿Por qué te entrometes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Por favor, te suplico que no me tortures!”.
— Lucas 8:27-28
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