¿Te hablaron alguna vez del costo de seguir a Jesús o solo te dijeron que recibirías bendiciones?
Mientras caminaban, alguien le dijo al Señor: “Te seguiré a cualquier lugar que vayas”.
Jesús le respondió: “Los zorros tienen cuevas dónde vivir y los pájaros tienen nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene ni siquiera un lugar dónde recostar la cabeza”.
En aquellos tiempos, quien seguía a Jesús tenía que caminar con Él, comer y dormir en grandes desplazamientos a lo largo de Palestina. La única seguridad era que el Señor de Señores iba delante de ellos dirigiendo la expedición.
Hoy en día, no tenemos que abandonar nuestras casas, pero debemos tomar en cuenta con mucha atención ciertas incomodidades que aparecerán. Quizás nos toque perder popularidad, ser criticados por nuestro entorno y hasta sentir el rechazo inicial comprensible.
Pero el costo de seguir al Salvador vale la pena por sus grandes beneficios: la vida eterna, una familia trasformada por el poder de Dios, rostros henchidos de amor y corazones enrumbados hacia propósitos relevantes.

VERSÍCULO DEL DÍA:
“Mientras caminaban, alguien le dijo a Jesús: Te seguiré a cualquier lugar que vayas.
Jesús le respondió: Los zorros tienen cuevas dónde vivir y los pájaros tienen nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene ni siquiera un lugar dónde recostar la cabeza”.
— Lucas 9:57-58
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