Mientras Jesús se acercaba a Jerusalén sentado en un burrito, muchos de la multitud tendían sus prendas sobre el camino delante de Él y otros extendían ramas frondosas.
Jesús estaba en el centro de la comitiva, y la gente gritaba: “Alaben a Dios, bendiciones al que viene en el nombre del Señor, alaben a Dios en el cielo”.
La multitud estaba muy entusiasmada. Jesús era el centro de la atención de todos. Sus milagros y prodigios eran de conocimiento popular.
Lo extraño es que la misma ciudad que lo alabó en su entrada, pidió que lo crucificaran en plena fiesta de la pascua.
Y es que mientras Jesús les bendecía con sus milagros, la gente lo aclamaba. Pero cuando les hizo ver la necesidad de cambiar sus vidas y tener sus mandamientos como norma de conducta, la gente pidió que lo matasen.
¿No se parece esa generación a la generación actual?

VERSÍCULO DEL DÍA:
“Muchos de la multitud tendían sus prendas sobre el camino delante de Él y otros extendían ramas frondosas que habían cortado en los campos. Jesús estaba en el centro de la comitiva, y la gente que lo rodeaba gritaba:
“Alaben a Dios, bendiciones al que viene en el nombre del Señor. Bendiciones al reino que viene, el reino de nuestro antepasado David. Alaben a Dios en el cielo más alto”.
— Marcos 11:8-10
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