¿Cuál es tu primera reacción ante la adversidad? ¿Depresión o fortaleza?
Jesús llevó a tres discípulos a una montaña para orar. Y mientras oraba, la apariencia de su rostro se transformó y su ropa se volvió blanca resplandeciente.
De repente aparecieron dos hombres llenos de gloria, Moisés y Elías, y comenzaron a hablar con Jesús sobre su partida de este mundo, la cual estaba a punto de cumplirse en Jerusalén.
Los tres discípulos se habían dormido, pero cuando despertaron, vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres de pie junto a Él.
Todo comenzó con una aflicción: La muerte de Jesús estaba anunciada. La aflicción los llevó a orar, orar los llevó a la presencia de Dios, la presencia de Dios transformó sus rostros y apariencia. Allí recibieron el consejo de Dios para enfrentar la dura prueba que vendría.
Me hubiera gustado que el relato fuera así, en plural. Pero solo Jesús recibió estos beneficios: Sus tres discípulos se quedaron dormidos y solo vieron de lejos la gloria de Dios.
En medio de la dura prueba que vendría, ellos optaron por el sueño, como una forma de evadir la gran tristeza que sentían.
En tu próxima aflicción tendrás la misma disyuntiva: Quedarte dormido en tu depresión o acercarte a la presencia de Dios para recibir su fortaleza y dirección.

VERSÍCULO DEL DÍA:
“Y mientras oraba, la apariencia de su rostro se transformó y su ropa se volvió blanca resplandeciente. De repente aparecieron dos hombres, Moisés y Elías, y comenzaron a hablar con Jesús”.
— Lucas 9:29-30
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