¿Por qué algunas personas escuchan la Palabra de Dios y no la entienden o les es totalmente indiferente?
Jesús, abordando este tema, indicó: “Cuando ustedes oigan lo que digo, no comprenderán. Cuando vean lo que hago, no entenderán. Pues el corazón de este pueblo está endurecido, y sus oídos no pueden oír, y han cerrado los ojos, y no pueden volver a mí para que yo los sane”.
El Señor detalla que aquellas personas en esta situación, viven en un peligroso círculo de destrucción paulatina. No lo saben, ni sienten la necesidad de ser sanados.
Solo un milagro puede salvarlos, solo un acto sobrenatural de Dios puede quitar las vendas de sus ojos y romper toda ligadura de impiedad.
Nosotros solo podemos hablar a sus oídos. El único que puede hablar al corazón es el Señor. Por eso debemos asociarnos con Dios en oración cada vez que abordamos a una persona endurecida por la vida.
El acto milagroso de la salvación solo le compete al Creador. Él dijo: “Y les daré un corazón íntegro, y un espíritu nuevo pondré en ellos; y quitaré el corazón de piedra que ahora tienen, y pondré en ellos un corazón de carne, para que cumplan mis decretos. Entonces ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios” (Ezequiel 11:19-20).

VERSÍCULO DEL DÍA:
“De esa forma, se cumple la profecía de Isaías que dice: “Cuando ustedes oigan lo que digo,
no entenderán. Cuando vean lo que hago, no comprenderán.
Pues el corazón de este pueblo está endurecido, y sus oídos no pueden oír, y han cerrado los ojos, así que sus ojos no pueden ver, y sus oídos no pueden oír, y su corazón no puede entender, y no pueden volver a mí para que yo los sane”.
— Mateo 13:14-15
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