Jesús afirmó a sus discípulos: “Dios los bendice a ustedes, que son pobres, porque el reino de Dios les pertenece. Dios los bendice ahora que tienen hambre, porque serán saciados. Dios los bendice ahora que lloran, porque a su debido tiempo reirán”.
Qué extraña bendición a los que son pobres, hambrientos y que lloran. Tal vez no te sientas identificado con ninguna de estas descripciones.
Pero Jesús se estaba refiriendo a los pobres, no como menesterosos, sino a aquellos que reconocen su necesidad de Dios. No podemos alcanzar su misericordia si no renunciamos a nuestra autosuficiencia y orgullo personal. El camino hacia el Creador es la humildad.
También habló de los que tienen hambre, pero no de alimentos, sino de la justicia de Dios y su reino. ¿Te imaginas la transformación que sufriría este mundo si la justicia de Dios se estableciera? Cesarían la mala distribución de la riqueza, la corrupción y la delincuencia.
Asimismo, se refirió a los que lloran y sienten que no encajan en un mundo tan destructivo. ¿Has experimentado la tristeza de ver a tu familia y amigos avanzar hacia un abismo sin retorno?
Tal vez ahora ya te sientas identificado con la descripción de Jesús. Él está buscándote para bendecirte e invitarte a ser su discípulo.

VERSÍCULO DEL DÍA:
“Entonces Jesús se volvió hacia sus discípulos y les dijo: “Dios los bendice a ustedes, que son pobres, porque el reino de Dios les pertenece. Dios los bendice a ustedes, que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Dios los bendice a ustedes, que ahora lloran, porque a su debido tiempo reirán”.
— Lucas 6:20-21
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